lunes, 10 de mayo de 2010

El chico de la sonrisa encantadora. Cap 3

Título: El chico de la sonrisa encantadora.
Autora: Kelly
Protagonistas: Genki y Byou
Narración: Primera persona


Cap. 3: Sin salida


Agitado, tomé unos segundos para recuperarme y luego me vestí lentamente. Él a su vez me miraba divertido con esa fascinante sonrisa que me gustaba tanto, no pude evitar quedármele viendo la manera en la que me sonreía, con esos labios de miel tan dulces. De pronto, me salí de mi trance y recordé mirar la hora. Fijé mi vista hacia mi reloj de muñeca, eran las 6:02 PM, mis padres y mi hermano llegarán en cualquier momento.

- Byou, mis padres están por llegar, debes irte.
- ¿No puedo quedarme un rato más? - Me decía con una irónica mirada triste. Pero antes de que pudiera contestar, en la planta baja se oyó un portazo ligero seguido de unas voces.

- Genki ¿Estás en casa?

Salí de mi cuarto y desde el barandal miré a mi madre.

- Oh, ahí estás, por favor ven aquí y ayúdame con... Ah, trajiste a un amigo - Mencionaba al ver a Byou que salía del cuarto y se situaba junto a mí.
- Sí, es un compañero del colegio - le contesté.
- Oh, qué bien, bajen así puedo saludarlo.

Miré indignado a mi acompañante y bajé con él las escaleras para encontrarse con el resto de mi familia. Mi madre siempre tan afectiva con las visitas lo recibió alegremente. Lo miró y apretó sus mejillas.

- Pero qué muchacho tan apuesto, de seguro debes tener muchas admiradoras - Y estaba en lo cierto Ese desgraciado tenía enloquecido a la mitad de la escuela.

- ¿Y tú quién eres mocoso? - Mi hermano preguntaba con desdeño.
- Me llamo Byou, mucho gusto - Mostrando una cálida sonrisa.
- Hijo, cariño, no seas descortés con nuestra visita.

Mi hermano lo miraba fijo y de manera extraña y hostil. Me daba la impresión de que no le caía bien por alguna razón, pero luego se alejó sin decir nada y subió a su habitación. Mi padre llegó y se presentó con nuestro invitado.

- ¿Te quedarás a cenar? - Preguntaba mi madre con la intención de convidarlo a comer con nosotros.
- No, en realidad esperaba que ustedes dejaran que Genki cenara en mi casa esta noche. Venía a invitarlo ¿podría quedarse a dormir? Invité a unos amigos también para que se conozcan mejor con los demás chicos del colegio.
- Claro, suena bien. Genki no es una persona de tener muchos amigos, sería estupendo que se integre a esta nueva escuela y haga amistades.

Esto era el colmo, no sólo iría a su casa sino que me quedaría a dormir bajo la excusa que intenta integrarme a su grupo de amigos. Momento ¿Y si es verdad? ¿Y si realmente quiere invitar a personas a que pase la noche con ellos? Quién sabe las cosas que hará de mí si es así.
Subí con él a mi habitación a buscar mis cosas para salir. Una vez dentro, cerré la puerta y lo miré enfadado.

- Eres... un sinvergüenza.

Él se reía pícaramente pues había conseguido lo que quería ¿Acaso no le bastaba con el encuentro que tuvimos hace sólo un momento? Yo estaba molesto, pero él se divertía viéndome así. Cargué las carpetas con las materias que tendríamos el día de mañana, un par de prendas para dormir y un uniforme limpio para llevarlo a clases mañana. Bajé junto con él, me despedí de mis padres y luego salimos al exterior de mi casa. Una vez en la calle pude hablarle con libertad.

- ¿Qué es lo que pretendes?
- ¿Qué no es obvio? Quiero tenerte una noche para mí solo.

Al oir eso un repentino escalofrío pasó por mi cuerpo. Así que suyo ¿eh? No quería pensar en la clase de cosas que sucederían esta noche, pero aunque no quiera admitirlo me gustaba.
Llegamos al fin a su casa. Una vivienda pintada de azul con líneas blancas, muy elegante. Por dentro, era espaciosa y lujosa. Los pisos de maderas bien lustrados, muebles finos y paredes blancas. Era una verdadera belleza de hogar.

- ¿Y bien, dónde están tus padres?
- Ellos no viven aquí, vivo solo.

Me asombré al escuchar esto. ¿Así que estaríamos solos, toda la noche sin la presencia de un tutor a cargo? Era peor de lo que imaginaba.

- Jajaja, pareces asustado, preciosura - Bajando la voz y acercándose a mis oídos - Prometo que vas a pasarlo muy bien.

¿Por qué tenía que acercarse así y hablarme de esa manera? Me excitaba tanto que hiciera eso y a la vez lo odiaba.
Bajé mis cosas en un sillón en el living y me quedé viendo la casa. Me sorprendió ver todo tan limpio y ordenado, no parecía de esos chicos preocupados por la limpieza. No lo creía.

- ¿Cómo es que vives solo?
- Mi padre es dueño de una empresa de electrodomésticos y mi madre una doctora. Esta harto de escuchar siempre de ellos "estudia esto, no, estudia lo otro" "Has esto, no, has lo otro". Siempre diciéndome lo que tengo que hacer. Por eso decidí mudarme a esta casa que ellos me dieron.
- ¿Y cómo es que te las arreglas para que este lugar esté limpio? - Byou se echó a reiír.
- Sí, lo sé. No crees que yo pudiera mantener este lugar por mis propios medios ¿verdad?
- Lo dudo, no creo que tú seas capaz de mover una escoba y ponerte a barrer. Muero por ver eso.
- Y nunca lo harás, tengo a una empleada que viene todas las mañanas a limpiar.
- ¿También te acuestas con ella?

Esa pregunta pareció descolocarlo porque me miró fijo a los ojos por un momento, se acercó despacio, me tomó de los hombros suavemente y arrimó sus mejillas cerca de las mías. Éstas se rozaron levemente y luego me susurró algo al oído.

- ¿Acaso estás celoso, preciosura?

Sentí cómo el corazón se me aceleraba con prisa y yo comenzaba a temblar. Entonces reaccioné inmediatamente y lo separé de mí empujándolo.

- No, Era sólo una pregunta. ¿Vas a contestarme?
- ¿Por qué te importa eso? -

Era cierto ¿Por qué habría de importarme? Por alguna razón eso me inquietaba, sentía la necesidad de saberlo.

- Viendo cómo eres no me sorprendería que te acostaras con tu propia empleada.
- Pues no. Es una señora mayor, casada y con tres hijos. Hasta tiene nietos.
- Oh, ya veo, y... de seguro tienes muchas visitas a tu casa ¿no?
- No, tantas como te imaginas - Y dicho esto dio media vuelta y se retiró hacia la cocina - ¡¿Quieres algo de beber, preciosura?! - Me gritaba desde allí abriendo la heladera.
- ¡No! ¡¿Y cuándo dejarás de llamarme así?!

Al regresar se apoyó en una de las jambas* de la puerta que daba hacia la cocina mirándome de nuevo con esa sonrisa indómita* suya. El timbre sonó de pronto.

- Ya vino, era hora de que lo hiciera.
- ¿Quién?
- Un amigo - Se dio vuelta hacia mí arqueando las cejas.

Dios, no quería imaginar para qué venía.
Abrió la puerta y ahí estaba, un chico no muy alto de pelo lacio y rojizo con algunos mechones negros que le llegaban hasta el cuello. Vestía una remera blanca y encima una campera negra y larga hasta las rodillas junto con unos pantalones negros y zapatillas del mismo color. Llevaba guantes oscuros y numerosos pearcings en la boca y orejas y algunos en las cejas.

- Hola Byou, ¿este es el muchacho del que me hablabas? - Byou asintió con la cabeza al tiempo que cerraba la puerta y el recién llegado entraba a la casa - Hola, soy Hitsugi ¿Y tú? ...


******************************************************************************************
 
* Desdeño: Menospreciar, tratar con desdén. Despreciar o desestimar.
* Jamba: Cualquiera de las dos piezas verticales que, puestas en los dos lados de las puertas o ventanas, sostienen el dintel o el arco de ellas.

* Indómito: No domado. Díficil de reprimir.


~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~


y ay es cuando todos decimos wtf? xDDDD

 grax amor *_*

1 comentario:

  1. Jajajaaj mortal xD desúés van a ver qué hace xd jejejejeej los amoooo a los tres!!! n.n Nomás falta Wataru y Toki acá y cartón lleno xd jaja xD

    ResponderEliminar